Nerea miraba con cuidado la zona, iba despacio y con calma, intentando que nada se le pasare de sus ojos, vio una casa a la cercanía de ella, la observo y entro por su suerte aunque estaba derrumbado era posible entrar, algo llamo su atención un rehilete azul, amarillo y blanco, manchado con un poco de sangre. No parecía que tuviera muchos años, al intentar sacarlo se encontró con una pequeña mano, se empezó a helar su propia sangre,quiso gritar pero trago saliva, suspiro así tranquilizándose y escarbo hasta dar con el cuerpo.
Era una niña con expresión de dolor aunque con sus ojos cerrados, saco por completo el cuerpo de los escombros y la llevo cargando, no pesaba mucho el cadáver, llevándola al árbol mas cercano.
- ¿Que paso aquí? - mirando aterrada al pueblo, toco de nuevo la mano de la pequeña sosteniéndola firmemente dirigiéndose a su frente,.. - ¿Como puedo saberlo? - sintió un dolor en el pecho, no entendida lo que sucedía, entonces empezó a pensar, pero nada la llevaba a una explicación lógica, cuando se iba a rendir, sintió una extraña calidez que conocía, algo empezó a rodear-la por completo, no tenia miedo, porque sabia dentro de ella que era alguien.
Una luz segadora apareció y como apareció se esfumo, miro Nerea a su alrededor sorprendida como el pueblo estaba hay como si nada hubiera pasado, miro al suelo donde estaba la niña pero no se encontraba, entonces decidió ir al pueblo un poco insegura, miro con precaución el lugar,
-¿Que sucede aquí? - pensó inquieta.
La niña que avía visto estaba jugando con el rehilete, ella se acerco, pero cuando lo hizo, la cara de esa pequeña cambio a terror, Nerea se alejo mirando donde la niña estaba viendo. Era un cuerpo caminaba al pueblo, los pueblerinos le miraban sonriendo, pero poco a poco esa sonrisa se les quito de la cara, cuando este empezó a obscurecer ese pueblo, no se miraba con exactitud como era, pero se podía ver que tenia una sonrisa posada en su rostro. La oscuridad le rodeaba como si lo resguardara, y a cada paso que él daba todo se marchitaba.
Nerea sintió el verdadero terror, cuando se topo con ese ser. quería moverse, pero su cuerpo no se lo permitía, temblaba y sudaba. Al acercarse ese ser a ella, sin poder aguantar más la luz apareció nuevamente trayendo-la a la realidad, cayo de rodillas, aferrándose a si misma con sus manos temblantes.